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Los separatistas bolivianos son neonazis no neofascistas
13 de Septiembre, 2008, 11:25
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Por Fernando Del Corro (x) El
gobierno boliviano y, en general, todos los que denuestan a los
separatistas bolivianos de la “Media Luna” les están haciendo un favor
con ponerles el mote de “neofascistas”, lo cual es un grave error. El
fascismo era cosa de nenes de pecho al lado del nazismo y estos
separatistas de la “Nación Cambá” son de lo peor que se ha conocido en
la materia: son nazis. En general en los medios periodísticos y
entre los militantes políticos se ha difundido el concepto
“neofascista” como simplificación burda de todos los movimientos con
algún sesgo autoritario vinculado con aspectos nacionalistas. Y como
toda simplificación que abandona las connotaciones específicas tiende a
alejarse de las ciencias, en este caso las de carácter social. Así
terminan siendo, en esa simplificación, fascistas grupos autoritarios
oligárquicos como el franquismo por igual con el también español
falangismo, diferenciados entre sí, aunque fueran aliados en la Guerra
Civil Española. También desde el “gorilismo” liberal se ha practicado
la definición de “fascista” para un movimiento popular como el
peronismo y no faltó quién lo hiciera en el Brasil con Getulio Vargas. Concluida
la Segunda Guerra Mundial judíos italianos contrataron a un gran
historiador socialista especializado en los jacobinos, Renzo De Felice,
para que realizara una investigación sobre esa colectividad en los
tiempos de Benito Juárez Mussolini (nombre que le había impuesto su
padre en su condición de gran admirador del presidente mexicano de
mediados del Siglo XIX). De Felice, financiado entonces por
judíos, investigó el período. Abandonó a sus jacobinos y concluyó
convirtiéndose en el más destacado historiador del fascismo. Su valiosa
bibliografía, que algunos rechazan hasta el presente, no ha tenido
grandes confrontadores en materia de trabajos de envergadura. Uno de
los libros surgidos de esas investigaciones fue, precisamente, “Storia
degli ebrei italiani sotto il Fascismo” (Historia de los hebreos
italianos bajo el fascismo). Queda bastante claro que Mussolini y
los fascistas no eran antijudíos y que, en una primera etapa, hasta
hubo judíos vinculados con el régimen liderado con Il Duce (el
conductor). El nacionalismo italiano rescataba la idea del Imperio
Romano y en éste hubo emperadores de todo origen, como Felipe El Arabe
(244-249), con quién se festejaron los 1.000 años de la fundación de la
ciudad. El autoritarismo fascista, surgido del fracaso
expansionista italiano en la Primera Guerra Mundial, recién adquirió
características persecutorias de los que no eran parte de la “raza
superior” aria cuando la guerra arrastró a Mussolini a convertirse en
un pelele de Adolph Hitler. Incluso más de un judío logró salvarse
huyendo por la zona de la Francia ocupada por Italia, donde se hacía la
vista gorda para muchas cosas. En los tribunales de Nüremberg,
después de la Segunda Guerra Mundial, sólo fue juzgado entre los
italianos el general Alfredo Graziani, pero por sus matanzas en la
ocupación de Libia, entre ellos el asesinato del viejo maestro y líder
popular Omar Mukhtar. Encima fue insólitamente absuelto. Pero la
ideología de los separatistas bolivianos va mucho más allá de dar palos
a sus adversarios como los “Camisas Negras” de Mussolini. Se inspiran,
además, también, del predominio del poder económico, en una concepción
racista propia del nazismo basada en la absurda creencia de una
inexistente raza aria pura representada por las valkirias, cuando la
etnografía ha probado la dispersión aria desde Bactriana, en el norte
del actual Afganistán. Precisamente, más allá de los prefectos y
sus reclamos por el impuesto al petróleo, el verdadero jefe de todo
este proceso es, en los hechos, el empresario cruceño Branko
Marinkovic, hijo de croatas que llegaron a Bolivia tras la derrota,
precisamente, de los nazis en la hoy desaparecida Yugoslavia a manos
del ejército partisano del luego mariscal Josiph Broz (Tito), ayudado
por los albaneses e Enver Hodja. Curiosamente Tito había cursado sus
primeras letras como revolucionario en la Argentina en la famosa huelga
del ex ingenio Las Palmas del Chaco Austral, en la década de 1920. Ahora
bien, la familia Marinkovic estuvo ligada en la Croacia de un auténtico
nazi, Ante Pavelic, quién gobernó en los Balcanes tras la ocupación
alemana de los mismos. Su república croata incluía las actuales Bosnia
y parte de la Dalmacia, además de la propia Croacia. Fue el más
paradigmático seguidor del nazismo ya que sus grandes enemigos eran los
judíos y los comunistas. No pudo ser juzgado al término de la
guerra porque huyó (ni siquiera e suicidó como Hitler) y vivió
escondido en la Argentina hasta 1948 cuando fue descubierto y tras
salvarse de un ataque en la zona del Gran Buenos Aires donde vivía,
logró escapar nuevamente para instalarse en España, bajo la protección
del dictador Francisco Franco, hasta que falleció en 1959. Marinkovic,
en lo esencial sigue las ideas de Pavelic. Sus enemigos son las
izquierdas representadas ahora en Bolivia por el Movimiento al
Socialismo (MAS), principalmente, en lugar de los comunistas, y los
aborígenes, en lugar de los judíos. Quienes lo sustentan, como las
grandes corporaciones a los nazis en Alemania, son los principales
empresarios de la zona más rica del su boliviano. El mismo es un gran
productor aceitero y aspira al poder político. Como Pavelic jugó a la
fragmentación yugoslava, luego repetida en los años 1990, ahora
Marinkovic juega a la fragmentación boliviana. El viejo nazi croata
jugó a favor de los intereses del expansionismo alemán, el neonazi
croata-cruceño juega los intereses de los nuevos poderes imperiales de
las corporaciones transnacionales. (x) Periodista,
historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la
Universidad de Buenos Aires (UBA). De la redacción de MERCOSUR
Noticias. |
Publicado el ( Sábado, 13 de Septiembre de 2008 )
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