Y
el hombre creó la máquina. Pero, esta vez, se trata de la más grande,
la más compleja y la que será capaz de dar nuevas pistas para encontrar
respuestas a varios interrogantes antiguos de la humanidad. ¿Cómo
empezó todo? ¿Cuáles son las leyes que rigen el funcionamiento del
Universo?
El próximo miércoles, en la frontera entre Suiza y
Francia, entrará en funciones el Gran Colisionador de Hadrones (LCH,
según su nombre en inglés) --también conocido como "acelerador" a secas
o como la "máquina de Dios", por su foco puesto en recrear los orígenes
del Cosmos--, una súper máquina que será utilizada para poner en marcha
el mayor experimento científico jamás realizado.
Para entender
qué es, para qué sirve y por qué se llama así este instrumento capaz de
acelerar y hacer chocar partículas, vale la pena escuchar al físico y
divulgador científico Alejandro Gangui: "Esta máquina puede recrear la
condiciones más primordiales y más energéticas que, se piensa, hubo en
el Universo embrionario. El LCH, en particular, permite recrear el
Universo cuando tenía apenas una millonésima de millonésima de
segundo".
"El LCH hará colisionar (chocar) --con energías
nunca imaginadas-- haces de partículas relativamente pesadas (protones,
como los que se encuentran en los átomos que forman nuestros cuerpos)
y, a partir de esos choques, producirá una lluvia de nuevas partículas
de energía extremadamente alta. Entre ellas quizás se encuentren
algunas cuya existencia aún no ha sido comprobada como, por ejemplo, la
tan buscada 'partícula o bosón de Higgs'", detalla Gangui sobre su
funcionamiento. Lo de "hadrones" es porque los protones (las partículas
que van entrar en choque) son un tipo de hadrón.
El bosón que
menciona Gangui también es conocido como "partícula divina o de Dios"
porque permitiría explicar el mecanismo del origen de la masa de las
partículas. De allí lo de "máquina de Dios".
La idea de hacer
que las partículas choquen para luego estudiar los resultados de esa
colisión nació en la década del 30 y es la base del funcionamiento de
estos aceleradores, que se vienen construyendo desde los años 50. El
más grande --hasta que entre en funciones el LCH-- está ahora en
Chicago, Estados Unidos, es el Fermilab.
Cuanto más grandes
sean estos colisionadores, más detalles se pueden obtener sobre el
Universo en pañales. Y como el LCH será el más grande jamás construido:
tiene 27 kilómetros de diámetro, costó 6.000 millones de dólares y su
realización demandó 20 años (Ver Infografía), se puede afirmar que
inaugura un experimento importantísimo para conocer más sobre la física
de las partículas y entender esos viejos interrogantes sobre los
orígenes del Cosmos.
"Este acelerador es el experimento más
grande y más complejo de la historia de la humanidad. Es importante
divulgar sus detalles y saber, además, que hay investigadores
argentinos directamente involucrados en él", se entusiasma Juan Martín
Maldacena, uno de los físicos argentinos más prestigiosos del mundo,
criado en Buenos Aires y egresado de la UBA.
De la misma
universidad y de la de La Plata son los argentinos que están trabajando
en la "máquina de Dios". Por la Universidad de La Plata: María Teresa
Dova, Fernando Monticelli, Xavier Anduaga y Martín Tripiana; y por la
UBA: Ricardo Piegaia, María Laura González Silva, Gastón Romeo y
Francisco González Pinto.
Dova hace experimentos en física de
altas energías desde 1990 y fue un puntal a la hora de lograr que otros
argentinos participaran en este megaproyecto (ver "Ampliar..."). Ya
está en Ginebra y desde allí cuenta detalles sobre lo que hacen los
equipos argentinos dirigidos por ella y Ricardo Piegaia: "Este
acelerador tendrá sólo dos detectores principales, uno de ellos, el
ATLAS, es el detector de partículas más complejo que se ha construido
en la historia. Fue diseñado para responder preguntas tan fundamentales
como cuál es el origen de la masa de las partículas; por qué si en el
Big Bang se creó igual cantidad de materia y antimateria sólo se
observa materia en el Universo que nos rodea; cuál es la naturaleza de
la materia oscura que parece dominar la estructura del Universo;
descubrir nuevas partículas e interacciones fundamentales explorando
por primera vez un rango de energía 7 veces mayor que el alcanzado en
otros aceleradores construidos antes por el hombre", puntualiza con
rigurosidad científica.
Pero no todo es euforia alrededor de
este gran experimento. Hay grupos ambientalistas que se oponen a su
inauguración y divulgan frases que varios investigadores se apuran en
refutar. Una de ellas dice que el LHC creará un gran agujero negro que
se "tragará" al planeta (Ver "Verdadero/Falso"). "El acelerador pasa
por Suiza y Francia, donde los grupos ambientalistas son serios, por
eso se han tomado las precauciones para hacer las cosas bien. Los
peligros que acarrea son menores, como los que genera el gas natural en
una casa", dice el físico Héctor Vucetich. Otros grupos sacan a relucir
¡una profecía de Nostradamus! sobre los peligros que podría acarrerar
su funcionamiento.
"Encender la máquina, juntar toneladas de
datos y analizarlos es sólo el comienzo. Pero algo es seguro: si la
partícula de Higgs no se deja ver, habrá que volver a los pizarrones e
inventar algo mejor", advierte Alejandro Gangui. No sería el fin del
mundo pero sí tal vez el comienzo de una nueva era.