El
titular de la AFIP, Claudio Moroni, anunció en una entrevista exclusiva
a Cash, la primera que brinda a un medio gráfico desde que reemplazó a
Alberto Abad, que en dos semanas comenzará a asistir técnica y
financieramente a las provincias para que aumenten de manera sustancial
la recaudación del impuesto inmobiliario rural. También señaló que se
viene un fuerte cruce de información entre monotributistas y sus
consumos y que se va a comenzar a controlar a las mutuales, que ya
manejan el 12 por ciento de los depósitos del sistema financiero.
Moroni estima que aún existe un porcentaje de evasión en el IVA de
aproximadamente un 19 por ciento. Porcentaje que significa alrededor de
40 mil millones de pesos anuales que se pierden de recaudar.
¿Qué nivel de evasión existe en la actualidad?
–La estimación para el 2007 de la evasión en IVA es de
aproximadamente un 19 por ciento. Sigue bajando respecto del dato de
los últimos años. En cuanto a Ganancias, el porcentaje es muy
fluctuante porque depende de un montón de supuestos de carácter
subjetivo. No obstante, es imposible que siga una tendencia distinta a
la del resto de los impuestos.
¿Cuáles son los planes para reducir la evasión?
–Tenemos que trabajar fuerte en el monotributo, que,
conceptualmente, se desmadró. No me interesa lo que se deja de
tributar, sino que me preocupa que en ese impuesto tenemos una ruptura
de la red de información. Entre fin de año y principios de 2008 vamos a
armar una red de control muy fuerte sobre el monotributo. Pero en forma
inteligente. No tiene sentido molestar al propietario de un kiosquito.
O sea, tenemos que detectar profesionales, cruzar con consumos,
propiedades. Vamos a tener un cruce de información fuerte. Con esto no
vamos a dar vuelta la recaudación, pero vamos a empezar a rearmar una
red de control que había entrado en una vía muerta.
¿Cuáles son los sectores con mayor nivel de evasión?
–El sector rural es un rubro duro en todo el mundo y en Argentina en
particular. Trabaja mucho en la informalidad. Es un sector disperso no
sólo geográficamente, sino en cantidad de unidades económicas, de
difícil fiscalización. Por eso es un sector complejo para la
administración tributaria. Luego no hay un sector en particular que
ocupe el segundo lugar, sino que existen nichos.
¿Cuáles son dentro del campo los sectores que menos pagan?
–En el campo hay cadenas de informalidades que van del productor
hasta los intermediarios, los medios de transporte y en algunos casos
–que incluso tenemos algunos procesos penales– los corredores de
cereales que están habilitados en las bolsas. Es decir, lo que tenemos
son cadenas completas de informalidad. Porque el productor solo no
puede colocar su producción en negro, requiere de algún mecanismo para
que esa producción en algún punto se blanquee. En algún punto todo lo
que va a exportación se registra, con lo cual tiene que haber una
cadena que permita ese blanqueo. Y lo que va a mercado interno, si no
se blanquea es porque hay una cadena completa que llega hasta el
consumidor. Es lo que pasa con pequeños frigoríficos locales, donde
existe una cadena completa que llega al consumidor sin nunca haberse
formalizado.
¿Los grandes pools también evaden?
–Sí, hay un montón de realidades distintas. Tenemos pools con oferta
pública, otros que son simplemente cuasi-sociedades de hecho sin tener
oferta pública. A veces encontramos un pool perfectamente organizado,
pero existen irregularidades en el arrendamiento. También detectamos
pools que distribuyen utilidades a monotributistas por un monto que
supera su categoría fiscal. Puede ser que el estado fiscal del pool sea
perfecto, pero la cadena alrededor del pool está llena de
irregularidades.
¿Es habitual que no se declaren los contratos de arrendamientos?
–Sí. Primero tendrían que empezar por pagar el impuesto
inmobiliario. En menos de 15 días vamos a presentar un programa de
asistencia a las provincias. Hemos cambiado el enfoque. Vamos a brindar
asistencia en materia de registro y propiedad de inmuebles y catastro a
las provincias. Cuando se analiza la situación impositiva general del
mundo respecto de la renta de la tierra, el primer impuesto, que es el
más fácil de capturar, que es absolutamente local, es el impuesto a la
tierra. Cualquier país que tenga una producción agropecuaria
importante, el primer impuesto que captura muy bien es el inmobiliario.
¿Cómo sería esa asistencia?
–Será técnica y financiera. Las provincias diseñarán sus programas
dentro de los objetivos que vamos a plantear. Existen casos en
provincias con 800 mil hectáreas cultivadas que recaudan apenas 10
millones de pesos al año de impuesto inmobiliario rural. Ese monto es
igual a nada. Entonces una de las primeras cuestiones que tenemos que
resolver con el agro –y esto sí es federalismo, porque ese impuesto lo
capturan las provincias– es que el primer impuesto que deberían pagar
es el inmobiliario. Hoy la tierra pasó a ser, y va a seguir siendo por
mucho tiempo de acuerdo a todas las proyecciones económicas, un factor
de renta muy importante en la Argentina.
¿Por qué la AFIP tiene los nombres de los dirigentes agropecuarios que evaden y no los difunde?
–Nunca va a salir de la AFIP nada que tenga que ver con información
fiscal de una persona física. De nadie. Hay ciertas cuestiones que son
estratégicas, no de un gobierno, sino de una política de administración
tributaria: el secreto fiscal. Además, la AFIP, pese a lo que dice
algún dirigente agrario, no es una agencia de persecución. Trabaja en
base a un programa de fiscalización. No es un programa que diseña el
administrador, sino que lo diseñan cada una de las direcciones, trabaja
en base a pautas racionales.
En la provincia de Buenos Aires, Santiago Montoya publica los nombres en Internet.
–Son dos criterios de administración distintos. No voy a opinar
sobre la bondad de uno u otro. Pero la verdad que creo que el
mantenimiento del secreto fiscal y este esquema de políticas de
administración que se estuvo llevando en la AFIP fueron exitosos, con
lo cual lo último que se me ocurriría es cambiarlo.