Los Evolucionistas suelen apelar a la existencia de los homínidos como una
prueba irrefutable para la evolución. Los "homínidos" son supuestas criaturas en
el proceso intermedio entre simio y humano. Pero desengañemonos, a pesar de los
cientos de trabajos que se han escrito sobre el asunto, no existe ninguna prueba
verídica de la existencia de homínidos.
Aquí no sólo se han presentado ligeramente muestras de supuestos homínidos, a
los que se han dado un nombre científico para hacerlo más formal, sino que
incluso se han manipulado intencionadamente cráneos fosiles de simios para
presentarlos como homínidos, como la del famoso "hombre de Piltdown" del que se
escribieron 500 obras "científicas" durante cuarenta y cinco años hasta que se
descubrió que era un engaño de alguien que había juntado un cráneo de simio con
una mandíbula de humano. Por menos que eso, una ciencia tal como la
piramidologia perdió definitivamente su credibilidad.
El fosil "Ramapithecus" fue considerado durante veinte años el primer ser en
transición simio-humano, actualmente se le considera un mono de la clase
"babuino". El "Hespeithecus" es un fósil de una dentadura que se consideró
hominida durante catorce años hasta que se llegó a la conclusión que se trataban
de dientes de un cerdo. En el famoso fósil llamado "Lucy" cuando sus defensores
necesitaban una rotula para demostrar que Lucy andaba erguida tomaron una
hallada a más de tres kilometros y a distinta profundidad de donde se había
hallado el fósil principal.
En realidad, nueve de los supuestos doce homínidos catalogados por los
antropólogos son variedades extinguidas de simios-monos, no teniendo ninguna
característica humana: Pliopithecus, Proconsul, Dryopithecus,
Oreopithecus, Ramipithecus, Australopithecus Robustus, Australophitecus Boisei y
Australophitecus Afarensis ("Lucy"). Todos ellos han sido catalogados como
errores por afamados paleontólogos, a pesar de ello siguen apareciendo como
verdaderos en los libros.
Lo que sucede es que por lo general los paleontólogos han sido lentos para
reconocer sus propios errores. Otros paleontólogos sin embargo, como el famoso
David Pilbean, han tenido la gallardía de reconocerlo: "Deberíamos haber
reconocido la poca solidez de nuestros argumentos originales y deberíamos haber
sido más cautos, pero no lo fuimos. Tras 130 años de esfuerzos determinantes
para confirmar el Darwinismo, todo lo que hemos conseguido es encontrar unos
pocas y ambiguas muestras, lo cual es una significativa evidencia negativa
".
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