
Por Fernando Del Corro (x) El
MERCOSUR tiene 17 años desde su constitución y décadas de intentos
fallidos. Desde la firma de su institucionalización con la
redemocratización regional hasta la fecha ha pasado por diferentes
etapas y hasta en algún momento pareció diluirse en el desinterés de
las mal llamadas políticas neoliberales, en realidad neomercantilistas.
La estigmatización de éstas y la llegada a los gobiernos de nuevas
fuerzas políticas en la Argentina , Brasil y Uruguay, y hasta de algún
modo en Paraguay, cambió la historia.
Hacia 1961 el presidente brasilero Janio Quadros y el argentino
Arturo Frondizi se reunieron en Uruguayana, Brasil, frente a Paso de
los Libres, de la que era nativo Frondizi. Suscribieron el “Tratado de
Uruguayana” que implicaba un avance en el proceso de integración entre
las dos principales economías de la región, pero al poco tiempo Quadros
renunció y Frondizi fue derribado por un golpe militar. Una vez más las
ideas que alguna vez habían tenido Juan Domingo Perón y Getulio Vargas
quedaron en la nada.
Allá sobre finales de la
autoproclamada “Revolución Argentina” los militares brasileros que
habían impulsado un proyecto desarrollista que había comenzado a
confrontarse con las políticas impulsadas desde los Estados Unidos de
América desarrollaron la idea de la integración regional. En todo el
Cono Sur gobernaban militares, con excepción de Chile. Desde Brasilia
se había pensado en unir a los países de la Cuenca del Plata sobre la
base de una cuestión estratégica: el descubrimiento del enorme
yacimiento ferrífero de El Mutún, en Bolivia.
La idea era
que los gobiernos de la Argentina y el Brasil, junto con los de
Bolivia, el Paraguay y el Uruguay invirtieran en el desarrollo minero
de El Mutún y en la construcción de una gran acería en Corumbá, Brasil.
Debía ser la empresa siderúrgica más grande desde el Río Bravo al sur y
una de las mayores del mundo. Para eso llegó a la Argentina un enviado
del gobierno brasilero y quiso vender la idea. Los militares
argentinos, que desarrollaban hipótesis de conflicto regionales,
rechazaron la propuesta.
Las fuerzas armadas golpistas de
la región que unos años después se unieron en la criminal “Operación
Cóndor” para secuestrar, torturar y asesinar, seguían teniendo como eje
de sus estrategias potenciales guerras con sus vecinos. Ese era el caso
clave entre la Argentina y el Brasil, aunque no faltaban otros casos,
como el de la Argentina con Chile o el del Paraguay con Bolivia, como
remanente de la guerra los había enfrentado algunas décadas atrás.
En
consecuencia la propuesta de El Mutún quedó en aguas de borrajas. Tras
cuatro décadas desperdiciadas apenas meses atrás el gobierno boliviano
del presiente Evo Morales puso en marcha la explotación del yacimiento
mediante un acuerdo con la empresa india Jindal. Pero en el ínterin los
otros cuatro países de la Cuenca del Plata habían avanzado hacia la
constitución de un bloque que como tal ocupa el quinto lugar en el
mundo en el PIB PPP detrás de los Estados Unidos de América, China,
Japón y la India.
Fue la hecatombe de los regímenes
dictatoriales del Cono Sur lo que abrió las puertas a la integración.
Uno tras otro los gobiernos militares fueron reemplazados por otros
surgidos de procesos electorales. El primero de ellos fue en la
Argentina el de Raúl Ricardo Alfonsín, hecho facilitado por la derrota
de las fuerzas armadas en la “Guerra de las Malvinas” en 1982. De una
manera menos traumática el general Joäo Baptista Figuereido
institucionalizó el poder político en el Brasil.
Allá por
febrero de 1985 el electo presidente del Brasil, mediante un mecanismo
indirecto, Tancredo Neves, del actual Partido del Movimiento
Democrático Brasilero (PMDB), llegó a la Argentina y se entrevistó con
Alfonsín. El motivo central era el de encontrar un punto de acuerdo
para negociar sobre bases comunes las respectivas deudas externas. No
hubo acuerdo sobre esto pero sí sobre la necesidad de avanzar en un
proceso cooperativo entre los dos países.
Tancredo Neves
no llegó a gobernar. Apenas llegado al Brasil y a los pocos días
falleció sin haber asumido. Fue reemplazado por José Sarney, quién
había sido electo como su vicepresidente, aunque integraba otra fuerza
política. Fueron, finalmente, Alfonsín y Sarney los que avanzaron en
ese terreno mediante un acuerdo bilateral que sentó las bases para lo
que luego, con la suma del Paraguay y el Uruguay, dio lugar en 1991 al
Mercado Común del Sur, el MERCOSUR.
Los proyectos
iniciales de conformar una zona de libre comercio y una unión aduanera
no prosperaron. Sobre todo porque tanto Carlos Saúl Menem en la
Argentina como Fernando Henrique Cardoso en el Brasil jugaron sus
propias cartas en el marco del ya señalado “neoliberalismo”. Así el
MERCOSUR se mantuvo en un estado de latencia y no sólo no se avanzó
sino que hasta, en la práctica, se produjo un retroceso que hizo perder
buena parte de su sentido al proyecto.
Pero cambiaron los
tiempos con Luiz Inácio Lula da Silva en el Brasil y Néstor Carlos
Kirchner en la Argentina , acompañados por Tabaré Vázquez en el Uruguay
y hasta por Nicanor Duarte Frutos en el Paraguay a pesar de las
resistencias internas de cada uno de ellos. El MERCOSUR adquirió
dimensión y avanzó en el proceso de conformación de sus instituciones
como su parlamento y la Comisión de Representantes Permanentes (CRPM)
que se instalaron en Montevideo.
Las nuevas políticas, en
el marco de una situación internacional favorable lo hicieron crecer y
sumar nuevos acuerdos, incorporando como asociados al resto de los
países castellano hablantes de América del Sur y firmando su primer
tratado extra zona con Israel. Ahora son varios los nuevos acuerdos en
puerta: los países del Africa del Sur, Turquía y Jordania entre los más
inmediatos; una mayor integración con Chile; y nuevas medidas para la
integración civil, como la del libre tránsito de personas sin
pasaportes.
La potencialidad real del pacto regional, no
suficiente valorada aún por muchos, ha hecho del MERCOSUR una voz
potente en el marco global. Como ya se ha dicho quinto tomado como
unidad entre los países del mundo y sexto si se considera también a la
Unión Europea (UE) como ente único. El acuerdo tiene voz decisiva en la
Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y hasta se
hace sentir en los foros internacionales como cuando hiciera fracasar
en Mar del Plata el intento de los EUA de crear el Area de Libre
Comercio de las Américas (ALCA).
(x) Enviado especial a
San Miguel del Tucumán, Argentina. Periodista, miembro de la redacción
de Mercosur Noticias, historiador, docente de la Facultad de Ciencias
Económicas (FCE) de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
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